El látigo
pensaba que todo
tenía una explicación
una causa una razón de ser
quería conocer
qué lo movía
lo agitaba lo arrastraba
de este extremo al otro
trataba de comprender
de estabilizarse en un punto
como quien dice el centro
argumentaba aquí
juzgaba allá
de un incendio a otro
con un pie en la tierra
y otro en
mientras el látigo de las emociones
no le daba descanso