Esa ciudad
quiso pensar
escribir si podía
sobre el viaje
un viaje rutinario
visitar a unos clientes
comer con ellos
y regresar antes de la noche
pero había algo en esa ciudad
que siempre le pareció inquietante
la atmósfera acogedora
las voces amables
las fabadas bien hechas
pequeña y perfecta
inquietante pero no perturbadora
la ciudad ideal para quedarse
sacar panza
y caer como un plomo
en el olvido