La conversación
justamente
si pudiéramos recordar
dónde dejamos aquella conversación profunda
verdadera tranquila
en la que ninguno ganaba
ninguno perdía
sin comparación
sin medida
aquella conversación
en la que todos volvíamos a casa
sintiendo la claridad
de un corazón en paz
sin una pedrada o un tiro
aquella
en la que no había
sobre la mesa
nada que negociar
ni ganar
ni ceder
ni amedrentar
ni temer
esa
en la que ninguno tenía la razón
porque la verdad era
sencillamente de todos
como el aire