En torno a Los años nuevos
Ya he dicho que me parece una serie muy mala. ¿Hace falta este post? Bueno, a mi sí. Por lo de siempre. Por el canon de los cojones y los señores y sus ombligos.
Me cabrean esos hombres que, por su bagaje cultural, se consideran con derecho a determinar qué es una obra maestra y qué no, opinando que esta serie es una obra maestra. Me cabrean mucho.
Llevaría mejor que les pareciese una obra maestra. Al menos tendrían en mente que su opinión es como la mía. Una opinión. Y no la verdad revelada.
Las más sagaces ya se habrán dado cuenta de hasta qué punto dedico energía a insistir en que los señores no son la medida de nada y que nosotras deberíamos dejar de considerar referentes culturales a personas con tan poca habilidad para el análisis audiovisual más allá de su ombligo y cómo entiende ese ombligo suyo el amor y la pasión.
¿Es Los años nuevos una serie imposible de ver? No. Se vé bien precisamente por su insustancialidad.
Puedes verla mientras juegas al candy crush y no perderte absolutamente nada.
Puedes verla pensando en tus movidas y probablemente sentirás que esos guiones sin pies ni cabeza terriblemente mal actuados te lanzan mensajes en clave que hablan de ti y solo de ti.
Como quien se echa las cartas o lee el horóscopo.
Pero los años nuevos me parece una serie mala.
Empezando por el principio. Se supone que sigue las nocheviejas de 2 personas durante 10 años y resulta que los dos personajes son la absoluta nada.
Ella todavía más que él. Lo de que los personajes femeninos en las series sean Mcgufins es algo esperado por habitual, ni nos sorprende. Pero es realmente dificil encontrar personajes masculinos tan planos como este.
Comosellame (terminé la serie hace una semana aproximadamente y no me acuerdo del nombre de ninguno) es médico y está enamorado de ella. Fin. Ese es el personaje. Es imposible saber por qué pasa de estar enamorado de otra insustancial rama loquita a esta insustancial rama guapanodespampanante.
No soy capaz de describirlo de ninguna forma consistente a lo largo de la serie. Esto se debe a que todo lo que hacen los personajes lo hacen solo porque es necesario para que Sorogoyen pueda rodar ciertas escenas que le apetecen. Como capricho estético. Se gusta mucho a sí mismo algunas veces y eso se nota viendo la serie.
Una se pregunta qué sentido tiene cierta fiesta en cierta azotea más allá de ciertos planos digamos estéticos. O cierta rave en Berlín, ni hablamos de cierto viaje a Valencia o cierto trayecto en moto con unos esquís. Nunca hemos visto al personaje esquiar, hablar de la nieve ni nada y de pronto, su novia le regala unos esquís como si fuesen su deseo de infancia. Pues vale, Rodrigo, cariño, espero que te hayas quedado a gusto.
La chica no sabemos ni lo que es. Cocina bien, pero de eso te enteras también de forma un tanto aleatoria. Te sorprende o más bien te descuadra. Apostaría a que hay algún problema de racord con este tema pero para determinarlo tendría que volver a ver la serie y no me apetece.
La chica no es nada. El guión está escrito por 3 mujeres que han permitido que ella sea nada. Guapa sin ser despampanante. Supongo que porque el que manda es Sorogoyen.
Del sinsentido de las cosas oníricas o los jueguecitos estúpidos con la cuarta pared no quiero ni hablar. Cada vez que la pareja insustancial hace asunciones insustanciales sobre otras parejas a las que Sorogoyen apoya contra un muro mientras nos sonríen tengo ganas de chillar.
Nadie en todo el equipo fue capaz de decirle “y esto aquí qué pinta? Qué aporta? Las apariciones marianas de uno en la vida del otro en los años nuevos separados son otro desastre. Aquí por lo menos entiendo qué pretendia el director aunque crea que no funciona.
No voy a hablar tampco de tener una conversación importante con tu amiga mientras ella se ducha y nos enseña las tetas porque de los desnudos femeninos por exigencia del guión podríamos estar hablabdo toda la vida y los señores seguirían insistiendo en escribir escenas ridículas para poder seguir con su obsesión incomprensible por las tetas.
De lo que me cabrea la prepotencia de creer que puedes mejorar la trilogía de Linklater ya he hablado suficientemente. Spoiler NO PUEDES NI ACERCARTE A LA SUELA DEL ZAPATO DE SUS AUTORES.
Para empezar porque desde casi el principio de la primera peli todos los espectadores somos capaces de describir la personalidad de los dos protas.
Para seguir porque la evolución de esos personajes con el paso del tiempo es algo absolutamente creíble, verosímil, porque no está al servicio de lo cinematográfico sino al revés.
Linklater, Delpy y Hawke usan el cine para contar cómo el amor, el tiempo y la vida cambian a la gente y esos cambios a su vez afectan al amor. A veces casi lo destruyen.
La trilogía es tan buena precisamente por eso. Por ese compromiso con el objetivo de la peli y con la forma de lograrlo. No les vale todo a ninguno de los miembros del equipo y eso se nota muchísimo en la calidad del resultado final.
Tú como espectadora no sabías nada del proceso hasta que te hiciste mayor y te dio por leer sobre cómo se consigue que este proyecto salga a flote. Tú como espectadora no tienes por qué saber nada del proceso pero desde que empiezas a ver la primera peli, de alguna forma mágica, de esa forma mágica en la que el arte conecta a las personas, te comprometes a tope con Jesse y Celine. Recordarás sus nombres casi 20 años. Y pasarán a formar parte de tu vida como si de verdad existiesen o los conocieses de algo
Esa trilogía está, por cierto, disponible en Movistar. Por si estas navidades os apetece sumergiros ahí.