Porque hay cosas que siguen sin caberme en un hilo de tuister

En torno a si es útil el presunto #yesallmen

Tags: #feminismo #masculinidades

He leído este artículo en El salto sobre “dilemas de la posición masculina en violencias machistas” y tengo STRONG OPINIONS. O sea opiniones muy fuertes y que no son “simpáticas” y no les van a gustar, me temo, ni a su autor ni siquiera a los hombres contra los que ese autor escribe.

A ver si consigo explicarme. Empezemos por el principio: las únicas posiciones realmente útiles en lo que tienen que ver con las violencias machistas son las que implican DEJAR DE EMPLEAR CUALQUIER FORMA DE VIOLENCIA MACHISTA.

Y por lo que sea en todos estos sesudos debates de idas y venidas de las “nuevas masculinidades” ese punto nunca es el primero. Se marea la perdiz como si en la habitación no hubiese un elefante.

Por ejemplo este artículo habla de la necesidade de “acompañar a las mujeres reconociendo la violencia e intentado implicar a otros hombres” Verás. Ninguna mujer víctima de cualquier forma de violencia machista espera de los hombres que la acompañen desde el reconocimiento.

Reconocer las violencias que cada hombre ejerce es un punto de partida personal para hacer una transformación en tu forma de estar en el mundo, que pasa necesariamente por erradicar en ti y en tu entorno esa violencia. Reconocer y acompañar es la nada barnizada para que brille. Suele tener esta forma: “yo también he ejercido violencias machistas porque estoy educado en una sociedad patriarcal y soy una víctima más de esa sociedad” y a continuación ponen un ejemplo absolutamente irrelevante. Me váis a tener que explicar muy despacito dónde está lo transformador aquí. Si te han educado en un sistema patriarcal y tú eres vícitma de ese sistema y todo lo que haces mal es consecuencia de ese sistema y encima tú eres majísimo en comparación con los monstruos que hay por ahí y no asumes ninguna responsabilidad ni te compromentes a hacer ningún cambio, ¿a mi de qué me sirve este teatrillo? Que a ver, igual ligas más en Tinder, José Luis. Pero ya te digo yo a ti que como ligues con una feminista te vas a enfadar muchísimo cada vez que te confronte. Y te va a confrontar. Y te buscarás a otra más simpática. Que es una forma sorprendente de acompañar a las mujeres feministas.

Otra cosa de la que habla el artículo es de buscar referentes. Hombres. Tú concretamente a ser posible. Tú y tus colegas como referentes. Porque el enfoque de los referentes no se puede tratar desde el “dar valor como referente a personas que no son hombres”. O hablar de tus propios referentes para ver si eso ayuda a otros a encontrar los suyos. Va de ser tú referente. O de quejarte de que eres como eres porque no los has tenido.

Necesitar ser el centro, el protagonista, tener el poder el prestigio social y el control es masculinidad de lo peor.

Si me has escuchado en Por Qué Shonda (y asumo que solo quienes me han escuchado están leyendo este tostón) ya sabes lo que opino. La solución consiste en ABOLIR el género no en REFORZARLO. Y todos estos señores tan progres perdiendo el tiempo replanteándose las masculinidades lo que nos están diciendo, lo que se están diciendo a sí mismos, es lo de siempre: ha llegado el momento en que el feminismo me apela directamente a mi y me viene mal. Porque en esta sociedad siempre es mejor ser hombre. Siempre es mejor ser blanco. Siempre es mejor ser hetero. Siempre es mejor ser cis.

Del mismo modo en que las terfas están obsesionadas con que cada una en su hogar sea una mujer de bien, perfecta, con sus 456 pasos de la rutina coreana, su sonrisa encantadora, su volúmen bajo, su risa discreta pero ganando el mismo sueldo que los señores que dan puñetazos en las mesas y no necesitan mirar en el espejo si tienen arrugas o bolsas nuevas, de ese mismo modo, los hombres progres de las nuevas masculinidades intentan convencernos de que ellos son lo mejor a lo que podemos aspirar.
Que casi nunca te gritan y casi siempre más o menos fingen que negocian y que son iguales que tú aunque no te sientan ni te traten como a una igual cuando importa.

No estoy de acuerdo con lo que sostiene Lionel Delgado de que el éxito del #YesAllMen pasa por viralizarse. Viralizar la nada conseguirá nada.

El reto del #YesAllMen es que los hombres dediquen tiempo a pensar POR QUÉ ejercen violencia machista, CUÁNDO se dispara el mecanismo, CÓMO evitarlo. Esas conversaciones son las que necesitamos que tengan en el espacio público.

Conversaciones como: me cabrea que una mujer se considere con derecho a ignorarme, quitarme la razón, discutir conmigo de igual a igual, saber más que yo de algo, imponer condiciones, tener límites infranqueables, deseos propios, cosas importantes que quiere experimentar sola o sin mi. Es eso. Eso que te pasa cuando tu hija, tu hermana, tu amiga, tu pareja, tu prima o tu compañera del trabajo no se comporta como a ti te vendría bien que se comportase y cómo reaccionas a eso. Cómo lo procesas y qué haces después. Y cómo dejar de partir de la base, en todas tus interacciones con mujeres, de que estás, consciente o inconscientemente, por encima de ellas.

Que se hable de que algunos no tienen “la oportunidad de trabajar prejuicios y valores” me parece indignante porque no veo a nadie tener ese enfoque respecto a cualquier otro comportamiento inmoral. ¿Ha tenido ese político de ultraderecha o tu taxista de confianza que reproduce sus burradas sobre las personas migrantes “la oportunidad de trabajar prejuicios y valores”?? ¿Alguien le ve el sentido a plantear así el problema?

Ya somos bastante condescendientes con el racismo en España, pero desde luego no se nos ocurre disculpar a los racistas porque “no han tendo la oportunidad de trabajar prejuicios y valores”

Pero sí estoy totalmente de acuerdo con el autor de este artículo en que no hay cambios en los hombres porque unos pocos señores privilegiados están culpando a toda las mujeres y a un montón de hombres en peores situaciones que ellos de “hacerlo mal”. Y al final él está de acuerdo conmigo en que los hombres tienen que hacer un proceso conjunto en primera persona del plural. En lo que no coincidimos es en el cómo.
Él habla de violencias en abstacto, daño en general. Y ya sabemos por experiencia que cuando se omite el sujeto de una frase es porque vas a negar tu papel como resposable. El daño lo haces tú, la violencia la ejerces tú. Puede que de forma pasivo agresiva, lateral, sutil. Puede que lleves años fingiendo que no te das cuenta de lo q haces y cómo lo haces. Pero tú y yo, José Luis, sabemos que lo sabes. Sabemos también que unas cuantas mujeres te lo han dicho de forma explícita, que otras te enviaron artículos sobre lo discutible de algunos de tus comportamientos. Que te has negado a ver docenas de series, docus, pelis donde te era difícil no verte. Porque después de eso, de asumir el daño y la violencia solo queda CAMBIAR. Y a lo mejor lo que te viene mal es cambiar.

Irónicamente el texto del artículo, cuando habla de lo transformador, habla de reconocimiento reparación y disculpa pero omite, dudo que sea por casualidad, un elemento fundamental de cualquier proceso de perdón LA NO REPETICIÓN. Y ese es el compromiso que casi ningún hombre está dispuesto a hacer. Precisamente porque la violencia es el mecanismo para recuperar el control cuando un hombre siente que lo pierde. Porque tener el control es algo inherente a ser hombre, es lo único que los hombres no están dispuestos a ceder y renunciar a la violencia es ceder al control. Así de sencillo. Usaré la violencia machista siempre que la necesite, pero construiré una forma de hacer, hablar y comportarme que no haga necesario que use esa violencia casi nunca. Me rodearé de personas que no cuestionen mi control ni lo desafien.

De cómo un hombre hablando en serio de masculinidades puede considerar maravillosas las intervenciones del vídeo de Freeda hablamos otro día. Porque en realidad sería repetir todo lo que he dicho aquí arriba. El vídeo solo te parece bien si quieres que nada sustancial cambie. Culpas a Freeda porque es obvio que el vídeo es una filfa. Igual que es una filfa decir que el éxito de un referente está en que te acompañe y poner de ejemplo al Xokas. El éxito de un referente es su capacidad para ser referencia y si no cambia el objetivo no cambian los referentes. Si los hombres (masculino no genérico) no se replantean su objetivo seguirán encontrando los mismos referentes de mierda, los que refuerzan su idea del éxito, de lo que está bien. No tiene nada que ver con cuánto te acompañen y esa conexión que la gente tiene con auténticos energúmenos se debe sobre todo a que les da un mensaje que NO LES OBLIGA A CUESTIONARSE.

Las mujeres llevamos toda la vida teniendo que elegir trozos de personajes masculinos como referentes: la ironía de este, la calma de este otro, la ternura de aquel de allá. Lo hemos hecho sin dar tanto la turra y nos hemos ido apañando hasta encontrar nuestras referentas (homenaje a Aído y sus miembras) y tratar de ponerlas en un lugar que sirva a otras y les ahorre el camino que nosotras tuvimos que hacer.

Las jóvenes de ahora tienen muchas mujeres como referentes y preciamente por eso se está invirtiendo tanta pasta en reforzar figuras públicas femeninas menos “desafiantes” con un modelo del mundo donde nada cambie (incluyendo ministras de Igualdad que sean un poco como los amigos de Pdr).

Por eso se ofrecen cantidades indecentes de dinero a mujeres jóvenes con discursos bien armados y desafiantes. A ver si modulan un poco la cosa y acaban siendo tontas, monas y discretitas. Más femeninas. Digamos.

Pero como siempre, intentemos acabar con lo positivo: estoy totalmente de acuerdo en que la mera narración apabullante de la infinita violencia machista que todas sufrimos todo el tiempo de doscientas formas diferentes puede ser contraproducente. Convence a muchas mujeres de que “es lo q nos toca” y a muchos hombres de eso tan cómodo que ya usó Errejón “soy víctima del patriarcado”.

Por eso las mujeres, además de narrar las violencias, estamos pensando qué hacer después, estamos haciendo cosas concretas. Pidiendo cosas concretas. Por ejemplo, pidiendo a los supuestos hombres progresistas y aliados feministas que dejen de darnos gato por liebre y empiecen a hacerse de verdad responsables de la parte que les toca: dejar de ejercer violencia, dejar de consentir violencia machista en sus entornos. Eso que algunos, muy pocos, han empezado a hacer.

Sabemos que funciona. Vimos el otro día a Bustamante (aka Buscoamante) contar 2 veces un chiste homófobo y sentirse incómodo cuando nadie le rió la gracia. El problema es que a Bustamante eso le ha pasado solo una vez. El otro día. En prime time. Está acostumbrado a hacer chistes homófobos, machistas y etc y que TODO EL MUNDO CON AUTORIDAD LE RÍA LA GRACIA. Si cada vez que intentase contar esos chistes la gente reaccionase generandole esa incomodidad simplemente dejaría de contarlo.

¿Puedes tú, José Luis, hacer algo concreto para erradicar la violencia machista? Por supuesto. Lo que pasa es que no quieres. Porque eso implica replantearte todo lo que te construye. Y te viene mal. Pero mira, por lo menos no nos cuentes milongas.