Porque hay cosas que siguen sin caberme en un hilo de tuister

En torno a The fooler

Nick juega esa imagen de hombre distante, culto y pulcro que tiene todo siempre bajo control. Quienes escuchan sus palabras en vez de escuchar su música se pierden todo lo otro. Cuando Waterhouse toca, la pose se va por el desagüe. Siempre. Gracias al cielo.

The fooler es un disco que juega a ser oscuro. Literario. Misterioso. Conceptual. Digamos. Hay algo onírico o brumoso en todas las canciones.

Sobre todo es un disco juguetón, puede que después de Holly su disco más frágil entendiendo por frágil eso tan masculino de ver el mundo en función de las debilidades que muestras y las que haces inexpugnables.

Me gusta mucho The fooler porque entre toda la bruma, la cortina, el decorado, entre todos los elementos aparentemente ilógicos de los sueños están todas las cosas importantes.
Todas esas veces en las que haces el tonto por intentar ser el más listo, todas la veces que te equivocas y no sabes dar marcha atrás y huyes hacia adelante.
Todas las partidas que pierdes por intentar ganar cuando ya te lo habían regalado todo de antemano.

Todos los intentos infructuosos por mentirte a ti mismo, por engañar a los demás.

Está todo en este disco donde la percusión te atrapa de esa forma salvaje en que te atrapa desde siempre la guitarra de Nick. Soy una persona obsesionada con la percusión. Cada vez más. Cuanto más alimentan ese vicio mío, más hambre tengo.

En Hide and Seek atardece. La canción atardece. Se hace de noche en medio de la melodía. Alguien llega a alguna parte, se encienden las luces cálidas indirectas de alguna habitación. La taquicardia. Lo que sea que pasa justo antes de dormir.

Hay muchas formas de perder, quizá la más triste de todas es que te gane alguien que ni siquiera quería ganarte. Alguien a quien obligas a una partida destructiva, a defenderse de algún ataque. Y cuando ese alguien que no quería jugar, que parecía una presa fácil, saca la artillería pesada, te destroza, tú solo puedes enfadarte contigo mismo por imbécil. Play to win tiene una melodía pegadiza, esa especie de ligereza con la que nuestra cabeza nos hace trampa.

Y es el preludio de Was it you. Mi segunda canción favorita del disco. Otra vez la percusión. Los latidos. Lo explícito. La fragilidad en la voz, lo sincopado. El bajo. Los coros casi de tragedia griega. Esa insistencia machacona. Otra vez la taquicardia.

Puede que sea solo eso. Un corazón latiendo de verdad de fondo en todas las canciones. Eras tú. Claro que eras tú. Ese viento grave de invierno oscuro. Was it you es una de esas canciones que te gustan más cuanto más las escuchas porque empiezan a formar parte de tu cuerpo, se pegan al tejido que recubre los órganos vitales. Respiran contigo. Acaba dejando la vibración en el aire y contienes el aliento queriendo que vuelva a empezar.

Pero suena Late in the garden. Mi menos favorita del disco. Entiendo todo (vamos, que no entiendo nada). El experimiento (por alguna razón he escrito esto en lugar de experimento y he decidido que no era un error, si esto es un sueño freudiano que lo sea hasta en los lapsus). Fingir que te dejas ir. Puede que la canción más controlada, más medida de todas. La que más sucia suena. Irónicamente. Dedicada a Mr Pachanga y compañía, supongo. Una que él, que todos los que entienden la música como él puedan colocar en un sitio que comprenden. Una cosa sencilla que parece complicada. Un truco rebuscado.

El problema con las calles es otra forma de disfraz que le queda mejor, creo yo, a Nick. El problema con las calles es que no sirven de excusa para ninguna ausencia por más que nos esforcemos. Pero da igual porque el viento y el corazón que se desboca. Ese algo de mariachi, ese brillo del recuerdo de cuando las calles estaban pero no estaban.

Plan for leaving es Nick en estado puro riéndose inmisericorde de quienes pronunciamos igual leaving que living. Son todas esas cosas que una escucha con un cóctel de mezcal y los oídos zumbando mientras piensa en Sofía Vergara recordándoles a todos que en español es mucho más lista. Hay un cierto tópico taurino también en la canción. Ha pasado el tiempo suficiente como para poder reírnos de todo esto. Seguir pronunciando todo fatal y haciéndote entender de forma incluso milagrosa a veces sin necesidad de decir ni una sola palabra. Hay cejas que se levantan elocuentes, cuerpos que se inclinan en el ángulo exacto a la hora justa en que las puertas se cierran o se abren. Esa hora en la que el camarero ya no te pone la última.

Are you hurting no suena tierna. No suena tierna. Ya llegará la ternura alguna vez en este proceso. Ni siquiera estoy segura de que “tender” y ternura sean exactamente sinónimos. Tampoco sé si importan tanto las palabras en este caso. Ya llegará la ternura. Sonará como suena la ternura y la reconoceremos en cuanto la oigamos.

Llegará la ternura y la saborearemos. Cuando sea. Mientras tanto suena mi canción favorita del disco. It was the style es sexy. Así de sencillo. También reconocemos lo sexy en cuanto lo escuchamos.

Esta es otra taquicardia distinta. Le llamamos taquicardia también a cuando los latidos de dos personas se acompasan y se inventan un ritmo distinto. Un espacio común mientras bailan. Y se miran esquinados midiéndose las distancias. It was the style tiene algo de tango. Ella camina cruzando los tobillos escoltada hacia el centro de la pista. Gira. Hay bailes que no se olvidan en toda una vida.

No seas tonto. No hagas el tonto. O sé tonto y haz el tonto solo a tu favor. Soñar en francés. Dar tu brazo a torcer. Y entonces aparece la ternura. Cuando Nick canta cooler. Es una ternura de desespero. Un principio. Algo que va creciendo hasta que lo invade todo. El sonido de esas cuerdas podría acabar cualquier guerra. A veces es así de sencillo. Cada vez que Nick canta cooler algo se afloja en alguna parte. La última vez que dice fooler ya nos hemos derretido.

Despertar de este sueño de disco no es fácil. Una quiere volverlo a poner todo el rato. Entero. Desde el principio. Supongo que Mr Waterhouse me mataría si dijese que Unreal, Inmaterial es el sonido del despertador. O igual entendería a qué me refiero.

Qué más da. The fooler ya está en el mundo. Un disco que nos permitirá soñar despiertos siempre que queramos. Preguntarnos qué podría pasar si la próxima vez lo hacemos todo bien. Recordarnos que hicimos muchas cosas bien, que aprendimos de algunos errores del pasado.

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