Porque hay cosas que siguen sin caberme en un hilo de tuister

#LibrosParaVerano 2021. Epílogo otoñal

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El otoño llegó al Corte Inglés en agosto. Al calendario a finales de septiembre y a mis libros para verano ahora mismo, que ya es octubre.

Dije que me daría por satisfecha si conseguía leer 15 de los 23 (bueno, dije 25, pero eran 23 los que llegaron a tiempo)

Al final leí 18. No está mal.

Hubo varias clásicas más en mi lista de verano:
* Sharp escribió Cluny Brown en 1939.  Ya lo dije en tuister, la prosa de Sharp hace honor a su apellido. Vuelve a ser una delicia leer esa forma aparentemente sencilla de contar, todo ese sentido del humor, toda esa ironía. En el fondo, mucho tiempo después, es la misma conversación que en las novelas de Austen. Con quién y cuándo y cómo nos casamos las chicas. Casar a una mujer es cambiar de sitio un jarrón, que decore otro hogar. Casar a una mujer es trasladar de destino a una cuidadora. Lo que ella sienta o quiera da un poco lo mismo. Solo que no hay quien pueda con Cluny Brown y su coleta saltarina y su conciencia de que tiene opiniones, gustos, formas de pensar propios que quiere compartir con el mundo. Es una delicia leer Cluny Brown. Una de esas delicias que encima importan.
* Woolf escribió sus diarios mucho antes de 1980 y Gonzalo Torné ha extraído fragmentos y los ha clasificado temáticamente. Woolf escribía siempre mejor que bien. En sus diarios también. Es punzante e inmisericorde con los demás y con ella misma, se arrepiente de serlo algunas veces pero el resto le agradecemos que se deje de historias y sea tan capaz de decir que el emperador va desnudo, de probar esa desnudez. Hacerlo con los Popes. Lo que dice del Ulises de Joyce me reconcilia con la vida. No puedo más ya con las ínfulas.
* May Sarton se compró una casa en el campo, en New Hampshire en 1950. Escribió allí una especie de diario, que, como ya he dicho muchas veces, se parece más a una red social diferida de lo que nos gustaría reconocer. Esa forma de reflejar tu día a día en un diario parándote más bien poco tiempo, escribiendo ligera. Dejando testimonio de lo que te importa aunque no sea importante, de tus plantas y tus dudas con los muebles de la cocina, de lo que te inquieta y lo que te da paz. Y una vez más, como con Woolf, una mujer entendiendo el canon literario, y sus implicaciones, la industria literaria y sus implicaciones. La diferencia entre la creación sincera (estoy empezando a odiar el término “honesto” porque sólo lo usan señores escondiéndose) y la churrera de la producción mecánica. Anhelo de raíces es un libro precioso de una mujer inteligente y sensible que elige vivir sola y eso no significa ni ser ermitaña ni estar sola. Comparte su vida y sus espacios con quien quiere cuando quiera. Se da el lujo de poder hacer eso y sabe que es un lujo, que es un lujo posible gracias a un legado. Lo aprovecha y lo disfruta. Estoy deseando leer la segunda parte que acaba de publicarse. Pero todavía tengo más ganas de hablar de este libro con Silvia. Espero que pronto, con un vino, quizá excepcionalmente tinto, de alguna uva gallegoleonesa de esas que se están poniendo de moda últimamente.

Dejaré para otoño a Leonora Christina y a Comyns y a Carter. Y sé que será para otoño porque aunque tengo muchas cosas atrasadas, también tengo muchas ganas de estos libros. Muchas.

Aunque técnicamente no son obras clásicas según mis propias reglas del reto de lectura 2021 (ya sabéis, tienen que ser obras publicadas antes de que yo naciese, es decir, antes de 1980) lo cierto es que leí a muchas autoras del SXX y clásicas en mi vida:

Y por supuesto, leí novedades editoriales

Y aunque en verano intento leer solo ficciones (y me van a perdonar los expertos pero un diario me parece muchas veces tan ficción como una novela: cuando un escritor refleja su día a día elije ciertos momentos, omite otros, y utiliza sus recursos y su talento de una forma concreta que para mi tiene poco que ver con recordar los hechos de forma exacta, objetiva, notarial) a veces la vida te da razones para cambiar de opinión.

Gracias, un verano más, por jugar conmigo a este juego en concreto, por regalarme posibilidades, joyas, viajes, momentos, recuerdos y atardeceres con el sonido de voces de personajes que se han quedado para siempre en mi vida. El año que viene más, si queréis. Os espero...