Kamikazes humanistas
En España, donde vivo, comienza a hacer frío. A mí me encanta cuando llega el otoño, pero este, en particular, me hacía especial ilusión porque empezaré un curso sobre escritura de canciones.
El grupo al que me he apuntado está lleno, ya solo hay lista de espera. ¿A quién conoceré a lo largo de los nueve meses que dura el curso? La respuesta es una de las cosas que más me interesan de la experiencia: conocer a personas con la misma pulsión creativa.
Piénsalo.
Vivimos en tiempos en los que escribir o componer canciones casi no tiene valor. Estas líneas, sin ir más lejos, quizá no las lea nadie… pero canciones, te las hace una IA con poco esfuerzo. No hay que saber de armonía, ni tocar ningún instrumento, ni cantar. Y entonces me pregunto qué tipo de personas se interesan por algo así en pleno 2025. Debe de ser gente muy interesante. Kamikazes humanistas, los podríamos llamar.
El mes pasado acabé de leer The Practice de Seth Godin y rescaté algunas ideas realmente valiosas sobre la relación entre la creación, el compartir lo que se crea y la validación del público.
El resumen sería más o menos este:
Si sientes que tienes que crear cosas, es tu deber hacerlo y también compartirlo. Eso no te convierte en un artista ni en algo semejante, sino en un artesano en mejora continua, eliminando de un plumazo el ego, el miedo a ser juzgado o a no ser suficientemente bueno. De estos artesanos, el que consigue cambiar la vida de al menos otra persona, ese hace arte. Y si logras conectar y transformar a muchas personas, quizá te conviertas en un profesional.