Lanza el dodo

Blood Rage

Usar la ira como motor para alcanzar objetivos es una constante en la historia del ser humano, ya sea para cerrarle la boca al idiota de tu oficina o para conquistar el Valhalla cuando llegue el Ragnarok. En Blood Rage nos metemos en la piel de clanes vikingos que, motivados por la confrontación y la división social, en lugar de pactar, han optado por partirse la cara para dominar cada una de las circunscripciones electorales.

Este juego se desarrollará en tres rondas, que comienzan con la ofrenda de los dioses, que reparten cartas, consistentes en mejoras, misiones, monstruos o cartas de combate, y los jugadores seleccionarán mediante un draft. En la fase de acciones, gastaremos puntos de ira para invadir (incluir una figura de nuestra reserva en alguna provincia), jugar una carta de misión de manera secreta, desplazar figuras en el mapa, o saquear una provincia, la acción que desata una batalla. Cuando este sucede, los demás jugadores con figuras en provincias adyacentes pueden moverse a esta para participar en el jaleo, como cuando hay una feria de pueblo. La fuerza de la batalla se mide en las piezas en esa provincia más las cartas de combate seleccionadas. Si el ganador es quien realizó el saqueo, este es exitoso y el jugador consigue mejorar una habilidad, disfrutando de más ira al comienzo de su turno o un límite superior de figuras en el mapa, además de puntos de victoria. En caso contrario, el jugador ganador mejora dicho marcador y nada más. En cualquier caso, el jugador ganador descartará las cartas usadas en combate mientras que el perdedor las mantendrá en la mano para posteriores batallas. Una vez los jugadores pasan por no disponer de más ira, se producirá el Ragnarok en una provincia determinada previamente y otorgando puntos a quien esté ahí y a quienes cumplieran las misiones.

Los vikingos andaluces avisan de los peligros que los acechan a la voz de “Ira, ira, ira”.

Al principio parece que es un juego muy azaroso (por las muchas cartas), y sin embargo tiene su dosis de quebrarte la cabeza, tratar de recordar las cartas de tus rivales que viste en el draft, participar en la batalla si vas a recibir algo a cambio, no dejar una provincia desprotegida para que tus rivales obtengan un saqueo fácil… Al haberlo jugado en digital, entiendo que el apego a tus vikingos es menor, y cuesta menos arriesgarse a perder una batalla, o si tienes una misión que te da puntos de victoria por vikingos caídos en combate, aprovechas y ya que sales, Valhalla basura.