Lanza el dodo

Hadrian's Wall

La construcción del Muro de Adriano frenó la invasión de los pictos, y con ello, el uso de sofrito con tomate en la cocina británica. Con este terrible planteamiento, que nos hará considerar jugar a perder para cambiar la historia y evitar el Brexit, nos situaremos en este juego en la piel de unos contratistas del Trump de turno.

En el desarrollo de este juego nos encontraremos con dos folios con múltiples casillas a rellenar, así que resulta una perfecta distracción para quienes estén preparando un examen tipo test. Al comienzo de cada turno recibiremos dos cartas y usaremos los objetivos de final de partida de una de ellas y recibiremos los recursos de la otra. Con estos recursos (y algún recurso que recibimos en cada ronda) iremos tachando casillas, construyendo el Muro de Adriano, recibiendo nuevos recursos, consiguiendo combos, tachando más casillas… hasta que nos quedamos sin recursos. En ese momento, se revelan varias cartas de invasión según la ronda y tendrás que haber construido tantas partes del muro en las distintas secciones (izquierda, derecha y centro) como cartas de invasión con esa orientación mostradas, si no quieres recibir penalizaciones. Al final, se suman puntos según las casillas tachadas en múltiples recorridos, consiguiendo ser el mejor constructor de muros del imperio romano, una cosa que está ampliamente documentada que lo medían en puntos.

La declaración de Hacienda romana del siglo II, ¿a quién no le va a gustar?

Quienes comparan este juego con la declaración de Hacienda deben ser expertos contables, además de sentir una gratificación extraña al marcar la casilla de la Iglesia. Como se puede apreciar, la tematización es escasa: he hablado de recursos, pero son piedras, soldados, constructores, civiles o * esclavos *, renombrados como trabajadores para no pensar «Cambio un ladrillo por un civil, llevo al civil al teatro y gano un esclavo». Una vez que juegas un par de partidas seguro que llegarás a la puntuación marcada como “Eres la hostia en vinagre” en el manual, al menos en el nivel fácil, así que, a pesar de tener múltiples caminos para conseguir desarrollarte, no veo mucho aliciente para seguir explorando diferentes caminos y jugando con gente, pues no aporta nada más que alguien con quien comparar tu puntuación. Sin embargo, el juego viene con una campaña con diferentes escenarios que te motiva a cambiar de estrategia, que aunque no la he probado (por no estar en BGA), es lo único que me llevaría a seguir jugando a este pasatiempos de gestión, pese a que es entretenido de por sí.

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