Lanza el dodo

Stonks

¿Preferirías encontrarte en el bosque con un oso antropomórfico o con un hombre heterosexual? ¿Y si fuera una osa trader de miel y se dedicara a la compraventa de productos de primera necesidad? ¿Y si la osa fuese realmente una testaferra? ¿Estoy estirando demasiado el meme y voy a acabar acusando a Ayuso de furrismo cuando no importan sus relaciones o kinks personales sino los delitos que está cometiendo impunemente?

No me corresponde a mí responder a todas estas preguntas, pues solo vengo a hablar de Stonks, otro juego de bazas donde esta vez el twist consiste en que también es un juego de manipulación de mercados de acciones.

Tan simple como eso: Hay varios productos (miel, pescado, zanahoria, hierba y manzanas) correspondientes con un palo cada uno. Cada carta tiene cuatro elementos: Un palo, un número entre 1 y 3 de elementos de ese palo (una carta podrá tener un tarro de miel o dos manzanas o tres pescados, por ejemplo), un número entre 1 y 13 con el valor de dicha carta y entre 0 y 2 acciones de manipulación del precio de cada producto. Las cartas con valores bajos son las que incluyen las acciones para modificar el precio de cada producto, las cartas intermedias contienen más productos, y las cartas más altas, al ser las más poderosas, solo contienen un producto. Además, hay varias cartas con unos lobos (de Wall Street) que no tienen valor por sí mismos (como buenos capitalistas) pero sí modifican el valor.

Las bazas se van sucediendo de manera que cuando una persona juega una carta con acciones de manipulación, cambia el precio de un producto y bloquea dicho producto hasta la siguiente ronda. Quien gana cada baza puede escoger una carta jugada, de manera que aumenta el número de elementos de los que dispone en su cartera de acciones. Al final de cada ronda, cada jugador multiplica el número de elementos por su precio en el mercado, consiguiendo la suma de puntos para cada producto.

Sería una lástima que tus zanahorias no valiesen un pimiento.

Lo que me parece interesante de los juegos de bazas es la posibilidad de, partiendo de una mecánica básica, crear juegos que den sensaciones diferentes. Ya sea con la intención de ganar un mayor número de bazas o buscando evitarlas por alguna razón, es donde generalmente la mecánica o dinámica secundaria debe brillar.

Creo que en este juego esto no sucede, pues si tienes muchas cartas altas o cartas del palo de triunfo puedes dominar la partida, y no importará el número de elementos que consigas ni siquiera el valor de estos, pues tanto la suma de puntos como que los rivales no sumen siempre es positivo. Además, puede coincidir que dos personas coincidan en los elementos almacenados y que fuercen una subida del precio de dichos palos, dejando inútiles los cambios del precio de los demás jugadores.

El aspecto artístico de los animales antropomórficos mafiosos con un estilo de dibujos antiguos (al estilo de Cuphead) le va fantásticamente a la ambientación, así que sí me imagino hablando de miel y pescado en lugar de amarillo y azul.

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