Montañas

Amanece, se escucha el murmullo de un arroyo que pasa por aca cerca, todavía el sol no pega pero el cielo esta perfecto. Aparte del arroyo, todo es silencio, un profundo silencio, aromas a naturaleza y ese aire helado lleno de paz que entra en tus pulmones. A lo lejos el sol calienta una ladera, la roca se tiñe de amarillos, el cielo es de un azul aterciopelado. Juntas un poco de leña y encendés un fuego, una pava negra de hollín se va entibiando y el mate, ese mate que te acompaño a tantas montañas esta entre tus manos esperando, compartiendo todo eso. La montaña esta hecha de momentos, como la vida, en la montaña los momentos son puros, simples y concretos, la montaña tiene un ritmo y lo impone, no hay apuros, no hay competencia, dejás de ser un número, uno más, para ser alguien, para ser único, para ser vos mismo, ser humano, hombre, mujer, pero ser, con todo lo que eso significa, ser vos mismo. Sentirte primitivo, salvaje, pionero, descubridor, responsable de tus decisiones, entrelazar íntimamente tu existencia con la naturaleza, sentir la bella y profunda simpleza de la vida que corre por tus venas a cada minuto.

La pava esta lista, te sentás sentás en el piso y ahí tirado medio ahogado por el humo, te dedicás a apreciar el aroma de la yerba que se mezcla con el perfume de la leña que se va quemando. Ya se oyen los pájaros, uno bastante caradura se arrima hasta tus pies, tan cerca que te reís, y el te mira, y le hablás a ese pajarito que esta a tus pies. Te sacó una sonrisa algo tan simple.

La luz del sol ya te da en la cara, empezaste a sospechar lo que significa la palabra sol. Parece tan obvia la existencia del sol, tan simple, pero en la montaña vuelve a adquirir su verdadera dimensión, el sol es verdaderamente la vida, muy a menudo es la única fuente de calor. Muchas veces se lo espera con tanta ansiedad que la noche se hace muy larga. Hay una gran diferencia entre un día con sol y un día nublado. En la montaña te has empezado a dar cuenta de que hay un significado mucho más profundo de la luz y de las sombras, de la noche y del día, de amaneceres y atardeceres. Eso lo habías olvidado en la ciudad. Hay una gran diferencia no solo en temperatura, sino más que nada anímica en el hecho de que recibas o no la luz del sol.

Asi son las montañas…