Escritos profundos, reales o imaginarios, pero honestos

Combatiendo el estrés

Hoy es uno de esos días en que me siento inquieto, estresado, pero no violento o malcriado. No estoy en modo cascarrabias como dice mi esposa.

No. Ando preocupado.

También inquieto e inseguro sobre mi futuro. Hoy se termina un pequeño contrato que he llevado por ocho meses. Siento como si empujar el carro no sirve de nada. Siento que lo que hago no interesa, no importa, en un completo estado de indiferencia por parte de los que deberían mostrar al menos un poco de curiosidad sobre el desarrollo del proyecto.

En este momento no sé si el contrato será renovado, si aceptarán mi propuesta de aumento de los honorarios. Durante este tiempo, el valor del contrato fue barato, no pedí mucho, y pienso que debo revalorizar el precio de mi trabajo.

Sé que mi cerebro puede jugarme malas pasadas y me digo a mí mismo que debo tener dos grandes aliados: Paciencia y Calma.

Es fatal cuando uno empieza a perder las esperanzas, el ánimo y el optimismo, pero siempre hay una salida y el peor error es bloquear la mente a soluciones, negar la capacidad humana a la adaptación y a la búsqueda de nuevos horizontes.