Escritos profundos, reales o imaginarios, pero honestos

La vida es así

Hay cosas sin las cuales la vida no es vida. Y tal como el señor que empuja el carretón, todos empujamos algo en nuestras vidas; yo también cercano a la vejez, lucho por no morir.

Y la vida se entiende con el misterio de la muerte. Vivimos de recuerdos, de lo que pudimos hacer, y no hicimos, de lo que pudimos decir, y no lo dijimos: nos quedamos callados y luego es muy tarde.

La vida se entiende desde la cabina del sufrimiento, del dolor y las decepciones, también desde las alegrías y las luchas ganadas, desde el trono de las decisiones que se toman a tiempo, porque la vida es el juego de lo oportuno y las oportunidades, de no desaprovechar el momento y valorar lo que tenemos a mano.

La vida debería ser fingir menos y quejarnos menos, no ser tan hipócritas, y expresar nuestros sentimientos e ideas, no esconder nuestra realidad y nuestro punto de vista.

Sería bueno observar a las personas no para criticarlas, ni para atrapar los errores, sino para entenderlas, comprenderlas y ayudarlas.

La vida es lucha, somos como los salmones, nacemos río arriba, bajamos para crecer y conocer el mundo, luego subimos nuevamente a donde nacimos, al encuentro de nuestro yo, para parir nuestros hijos, nuestro mundo, y una vez depositado, ese huevecillo, morir lentamente, desangrado, pero feliz, con la conciencia tranquila del deber cumplido.

La vida debería ser desapego, dejar ir, menos egoísmo, y más el dar de nosotros. Menos avaricia de poder y control, menos avaricia de acaparar lo que no podemos, porque el mundo se extingue rápidamente, y otros quedarán. No nos llevamos nada, ni poder ni la gloria de las medallas, queda el recuerdo y los sentimientos bonitos de que esa persona, era linda gente, era maravilloso.

La vida tiene un gran enemigo, la soberbia. Creer que nuestra verdad es la verdad, y nuestro problema es la prioridad. Por eso, el desapego muestra el camino a no reclamar mi autoridad, sino a reconocer la existencia de otras realidades, otros mundos llenos de ideas diferentes, formas pulidas de avanzar hacia el conocimiento universal de Dios.

La vida es dicotomía, es dualidad, es paradoja, nacemos para morir, y quién puede negar, que al morir podemos vivir nuevamente, podemos resucitar, porque al fin de cuentas la vida es energía, y la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma.