leo, escribo, extraigo ideas, pienso (no siempre bien) y comparto lo aprendido

Las cincuenta mejores prácticas en clase

Si hay un libro que, en mi modesta opinión, debería estar en cualquier centro educativo (sea de personas de corta, mediana o gran edad) es este de Tracy Tokuhama-Espinosa Ph.D. : Making Classrooms Better: 50 Practical Applications of Mind, Brain, and Education Science. Y me atrevería a decir que, siendo todos aprendices de por vida, este libro tampoco viene mal en cualquier balda de cualquier organización que necesite aprender rápido (¿cuál no?).

La doctora Tokuhama-Espinosa logra el objetivo de pasar de la investigación a la aplicación (useable knowledge/conocimiento útil).

El libro abarca desde la creación de un clima óptimo en el aula hasta la maximización del desarrollo de habilidades metacognitivas. La primera parte del libro desarrolla una visión práctica de la enseñanza desde una perspectiva de la mente, el cerebro y la educación a través de la comprensión de la intersección de los campos de la neurociencia, la psicología y la pedagogía. La segunda parte del libro presenta las 50 mejores prácticas de aula basadas en la evidencia que han demostrado tener un impacto positivo en los resultados de aprendizaje de los estudiantes y explica por qué funcionan.

Para entender bien este libro de 2014 debemos irnos un poco más atrás, a 2009, cuando el profesor John Hattiepublicó Visible Learning: A Synthesis of Over 800 Meta-Analyses Relating to Achievement o, aterrizado en castellano, más de 800 meta-análisis sobre más de 50.000 estudios y millones de estudiantes.

Hattie clasificó 150 influencias (positivas y negativas) relacionadas con los resultados del aprendizaje (como el bajo peso al nacer, el hogar, la televisión…) buscando encontrar una respuesta a la pregunta ¿Qué funciona mejor en educación?. 47 de ellos son influidos por el docente.

Las 10 áreas de influencia de Hattie (2012) fueron recategorizadas por Tokuhama- Espinosa (2014):

  1. Autoeficacia del estudiante

  2. Aprendizaje reforzado por el docente

  3. Diferenciación entre estudiantes a la hora de aprender

  4. Las percepciones del docente por los estudiantes.

  5. Metacognición: Pensar en pensar, aprender a aprender.

  6. Mejora continua del docente.

  7. Objetivos claros: qué quieren conseguir docente y estudiantes.

  8. Aprendizaje en grupos.

  9. El buen manejo de los grupos.

  10. Actividades.

Hattie descubrió que la clave era hacer visibles la enseñanza y el aprendizaje. Aunque se le ha criticado por los defectos estadísticos en sus meta-análisis o dejar de lado exitosas experiencias educativas como las comunidades de aprendizaje de Flecha o el proyecto Success for all de Madden & Slavin, su ingente trabajo fue una de las brújulas de Tokuhama-Espinosa. De los doctores Ramón Flecha, Nancy Madden y Robert Slavin, hablamos otro día porque adoro sus respectivos trabajos con impacto en varios continentes.

Volviendo al libro de Tokuhama-Espinosa, ofrece herramientas esenciales para evaluar la información neurocientífica e integrarla en tu práctica diaria. Una obra pionera que explica el campo académico transdisciplinar que ha surgido de la intersección de la neurociencia, la educación y la psicología. Esta foto que os hago directamente del libro, lo explica estupendamente.

Tokuhama-Espinosa separa a conciencia la información consolidada de eso que llamamos neuromitos, siendo de gran ayuda para los profesionales que quieren separar las mandangas de moda (carentes de evidencia las más de las veces) de la planificación, instrucción y enseñanza en el aula.

Es un libro al que siempre vuelvo. Uno de los que mi sensei deslizó sobre mi escritorio para dejar mi cerebro como un páramo: fue el día que descubrí, hace casi diez años, que no sabía absolutamente nada de aprendizaje.