Margaritas

Hay una historia, por el autor Andy Weir, se llama The Egg y habla sobre como tú como persona, no eres más que la extensión de otro más. Somos todo lo mismo, es decir el mal que le haces a otra persona, en realidad te lo estas haciendo a ti mismo.

Es una historia bastante linda, la encontré cuando vi un vídeo en el canal “Kurzgesagt – In a Nutshell” y la primera vez que lo vi, fue un momento maravilloso. El llegar a imaginar algo así es tan único y el mensaje que lleva hacia quien lo ve no es más sino aquel donde te motiva a ser mejor con todos.

¿Y si cambiamos nuestra forma de pensar? Aveces siento que se nos olvida que vivimos en un mundo el cual no nos pertenece y somos simplemente unos espectadores. Dependemos unos de otros. No digo que vivamos para solo servir a los demás, sin embargo, se nos olvida que no solo debemos exigir, también debemos buscar como dar.

Acaso… ¿No sientes algo lindo cuando haces algo por alguien sin esperar nada a cambio? A mi me llena de felicidad. No busco likes no busco fama no busco ningún beneficio personal, sólo busco ayudar y por algún mínimo de tiempo, hacerle sentir a esa otra persona, que es tan importante para mi como mi propia existencia y que entiendo la posición en la que se encuentra, que no me molesta estar cerca, que no me molesta oler, que si la vida no le ha sonreído, que si ha tomado malas decisiones… que yo no estoy ahí para dar algún juicio de valor ni para demostrar que soy mejor… mi única misión es brindarle un poco de felicidad.

Un día iba caminando y me tope con alguien que estaba recogiendo hojas. No era un jardinero, simplemente alguien que estaba buscando ganar algo para comer. No estaba buscando seguidores o likes en alguna plataforma, tampoco estaba transmitiendo en vivo.

Eran las 2PM, había un sol bastante intenso y aquella persona se notaba cansada, agobiada, triste y bastante intranquila. Se me ocurrió acercarme e invitarlo a comer lo que quisiera. Lo llevé a un restaurante cerca y le dije que pidiera lo que quisiera y que con mucho gusto, yo se lo invitaba. Se mostró humilde y no busco pedir lo más caro o pedir en exceso; aquella persona solo quería almorzar y un buen plato que hiciera ese calor sofocante, un poco más llevadero.

Mientras disfrutaba de su almuerzo, me senté a hablar y conocerlo. Me contó que por circunstancias de la vida, le tocó salir de su país y buscar oportunidades para poder mantener a su familia. Era un Ingeniero, titulado y con años de experiencia, sin embargo al ser recién llegado a un país donde no tenia a nadie, no era tan fácil conseguir una oportunidad y recurría a realizar cualquier tarea que fuese necesaria para obtener dinero.

Una vez finalizó su plato, le invité un delicioso postre, le pregunté en qué más podía ayudarle y con una sonrisa me dijo que con eso era suficiente. Me agradeció y siguió haciendo sus labores mientras disfrutaba de su postre.

Ese día lo recuerdo bastante, es un gran tesoro para mi, siento que ayudé a una parte de mi alma a sobrevivir en este caos de codicia y egocentrismo en el cual vivimos día a día. No por likes, ni por fama, o por mostrar que tan gran persona soy. Lo hice por amor.