Cómo hacer más en 4 horas de trabajo que en 8 horas
Esta es una llamada para que te unas a mí en la tarea de ser un poco más productivo cada día. Pero no te preocupes: no te voy a pedir que te comprometas a trabajar 18 horas al día.
En cambio, he descubierto que puedo ser el doble de productiva trabajando 2 horas, tomando un descanso de 8 horas, y trabajando 2 horas más. Aunque solo son 4 horas de trabajo al día, ser productivo significa ser capaz de hacer más en menos tiempo.
Este método permite que mi mente se aleje del proyecto, así puedo pensar en nuevas ideas o formas de resolver un problema. Si me encuentro con un obstáculo, puedo apartar mi mente de él y volver más tarde con una nueva perspectiva.
Ser productivo significa ser capaz de hacer más en menos tiempo.
Y aunque parezca contradictorio hacer pausas tan largas, este método ha aumentado mi eficiencia, porque me hace desear volver con entusiasmo y energía en lugar de… Bueno, querer mandar todo al diablo.
Ah, y por cierto: he llamado a este método “2–8–2”. Como siempre digo: keep it simple.
¿Cómo aplicar el método 2–8–2?
La clave de este método es hacer pausas lo bastante prolongadas para desvincularse por completo del trabajo.
A algunas personas les gusta echarse una siesta; a otras, les gusta sacar a sus perros o dar un paseo en bicicleta.
A mí me gusta pasear por el bosque, hacer algo de entrenamiento físico, cocinar o escribir poesía.
También es importante que no te permitas pensar en el trabajo durante el descanso. Nada de correos electrónicos. Nada de mensajes de texto. Nada de llamadas.
De este modo, cuando te sientes de nuevo en tu escritorio –o donde sea–, estarás renovado y podrás concentrarte en tus tareas durante 2 horas más de sólida productividad.
¿Por qué pienso que este método funciona?
- En primer lugar, como la sesión de trabajo dura apenas 2 horas, no tienes tiempo para procrastinar. Estarás concentrado y diligente, porque sabes que vas a tener un largo descanso después. De hecho, se pone mejor cuando usas un temporizador.
- En segundo lugar, vas a necesitar algo de motivación para cuando vuelvas de tu descanso de 8 horas. Así que, asegúrate de haber dejado cabos sueltos para que tu cerebro (no tú) piense en ello durante el descanso y maquile soluciones.
Por mucho que nos gusten nuestras aficiones, no hay nada como los resultados tangibles y la satisfacción de completar un pendiente.
El cerebro lo sabe y busca formas de ayudarnos a resolver problemas, incluso mientras dormimos.
¿Quién puede usar este método?
Ya puedo escucharte pensar:
“Esto es completamente contrario a la intuición. Tengo un trabajo a tiempo completo, estudios y familia. ¿Cómo voy a encontrar tiempo para no hacer nada?”.
Lo entiendo. Este método es compatible con ciertas profesiones y estilos de vida.
Si eres freelance o trabajas en remoto, y tienes cierta flexibilidad horaria, será más viable ponerlo a prueba. Pero bueno, tampoco significa que no tengas opciones.
Puedes encontrar la manera de adaptar este método a un trabajo de 8 horas. Por ejemplo:
Método 1–8–2. Supongamos que reservas 1 hora cada mañana para meditar o ejercitarte. Imagina los cambios que verías en tu salud con solo apartar 60 minutos para ti. Luego, al final del día, puedes tomarte otras 2 horas para relajarte o compartir con tus seres queridos.
Todo se trata de hallar una distribución horaria que sea compatible con tu rutina.
¿No sería más productivo si trabajara más?
Este es mi pequeño secreto: cuando me siento estresada o abrumada por todas las cosas que tengo que hacer, soy menos productiva.
Intento concentrarme, pero acabo distrayéndome con cualquier cosa...
… y cuando eso ocurre, parece que no puedo encontrar la motivación para terminar nada. ¡Todo se nubla!
Es terrible.
Mi vida cambió cuando me di cuenta de que hay una manera de hacer el doble de cosas trabajando menos.
La creatividad no es ave de jaula.
Hoy en día, todos nos esforzamos por ser productivos y eso no funciona. No podemos obligarnos a hacer más en menos tiempo cuando estamos demasiado estresados.
¿Pero qué pasaría si pudiéramos engañar a nuestro cerebro para que piense que realmente queremos trabajar? Bueno, de eso se trata el método 2–8–2.
Y si funciona para mí, apuesto a que puede funcionar también para ti (a tu manera).
Dale una oportunidad, y déjame saber qué pasa.
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© por Rita Arosemena–Perez. | ¿Algún comentario? Encuéntrame aquí: LinkedIn | Email
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